Una de las cosas que mas me llama la atencion era el amor a las artes marciales que profesan los tailandeses. Inventores de su propia disciplina, el Muay Thai, uno de los artes marciales mas letales del mundo; el tailandes normal no parece muy guerrero. Son gente de baja estatura y complexion delgada, de buena naturaleza y prestos a la sonrisa; pero he tenido la ocasion de ver a un thai enfurecido y, creedme, es algo terrible.
Fibrosos y agiles, los practicantes de las artes marciales, ya sean herederos de las disciplinas chinas o de la autoctona, son disciplinados y de fluidos movimientos. En los gimnasios callejeros se palpa la intensidad fisica de la experiencia y la violencia presente. Los golpes son reales, si bien controlados, y el sudor salpica hasta al mas inocente de los espectadores. Las cicatrices de los instructores hablan de combates reales en las arenas de todo el pais, de entre las cuales sobresalen dos:
El Lumphini Arena y el Ratchadamnoen Arena, ambos en Bangkok. Tres veces por semana ofrecen una docena de combates reales en las que los aficionados vuelcan su pasion y su dinero.
Pero tambien se practica en idilicos parques urbanos, mas como deporte saludable y disciplina fisica y mental. Es algo muy agradable a la vista. Mujeres y hombres, jovenes y ancianos, empunian la espada, el abanico o la lanza supervisados por serios maestros de movimientos perfectos y medidos. Tai chi, con y sin armas, para los menos agresivos y mas deseosos de mantener su forma; Wu Shu para los mas jovenes y agiles, con acrobaticos saltos y todo tipo de instrumentos de agresion: Sables, lanzas, estacas, cuchillos, punios y pies.
Herederos de una tradicion guerra china, y forzados a combatir mil guerras fraticidas con la vecina Birmania, los Tailandeses tienen su faceta guerrera. Pero es algo que no trasciende la practica de un deporte o profesion, la agresividad de este pueblo es inexistente hasta que es provocada. Son las sonrisas y la amabilidad lo que cualquier viajero encontrara en los tailandeses. Ni una sola vez me he sentido amenazado fisicamente, cosa que no puedo decir de muchos paises europeos. A diferencia de occidente, en asia se canaliza la agresividad innata en algunos de nosotros humanos por medio de estas artes guerreras que ensenian autocontrol, disciplina y salud mental. Veo como algo positivo que en las ultimas decadas cada vez sean mas los practicantes en el mundo occidental, si bien se tiende a distorsionar el objetivo de estas por nuestra competitiva manera de pensar. Hay que ver a un grupo de ancianos empuniando espadas a las siete de la maniana de un domingo para entender como ven los tailandeses las artes marciales.
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